En ningún momento puede estar satisfecha de su actuación cuando el colectivo que representa encabeza las listas de paro. Cuando la falta de inversión y planteamiento económico para la proyección del empleo joven destaca por su escasez. Cuando Ceuta es la ciudad con más fracaso escolar del territorio nacional y la única aportación local a la juventud es una mínima ayuda de 60 euros en los mejores casos. Cuando el acceso a una vivienda es prácticamente imposible por el alto coste y la falta de promociones públicas. Cuando el ocio para el joven se resume en verano a la playa, botellón y actividades personales sin propuestas lúdicas o deportivas adecuadas que garanticen la participación. O la eliminación de actividades como la Lan Party que albergaba a más de 200 jóvenes locales y de fuera de nuestra Ceuta. Todo problemas que obliga al abandono de su tierra y buscar nuevas alternativas en otros lugares.
En definitiva un inagotable listado de deficiencias que hacen muy complicada el desarrollo laboral y personal de la juventud en Ceuta. Lo que nos lleva a “llevarnos las manos a la cabeza”, cuando leemos declaraciones de la persona que tras cuatro años de trabajo no ha podido solucionar ninguno de los principales problemas de los/las jóvenes de esta ciudad.
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